Hace unas semanas tuve la oportunidad de
visitar una de ellas. En concreto, la cooperativa La Besana de Rivas
(Madrid). Según indican en su propia web (ver), La
Besana es una cooperativa de trabajador@s y consumidor@s formada para
abastecer a Rivas de productos ecológicos a través de una tienda
especializada, facilitando el acceso a productos
ecológicos cercanos y de calidad, evitando intermediarios y favoreciendo
el consumo a sus soci@s cooperativistas en las mejores condiciones
comerciales. Aunque su objetivo es contar en el futuro con una
producción propia de productos de la huerta y algunas conservas, gracias
al proyecto municipal del Parque Agroecológico del Soto del Grillo
desarrollado por el Ayuntamiento de Rivas y consistente en la puesta a
disposición de determinadas parcelas para su cultivo por parte de los
propios vecinos, de momento se abastecen con productores de confianza y
de cercanía. La valentía y fuerte convicción con que sus promotores
defendieron este otro modelo de alimentación me impresionaron.
Una de las acepciones de la palabra besana en el diccionario hace referencia al primer surco que se abre en la tierra cuando se empieza a arar.
No cabe duda de que los promotores de este interesante proyecto
colaborativo tienen muy clara la línea por la que deben caminar. Un
camino marcado por el convencimiento pleno sobre la
necesidad de impulsar un modelo de producción agraria y consumo
alimentario en el que, además de otros aspectos como el respeto al medio
ambiente o la garantía de la seguridad alimentaria, se acorte la
distancia física y humana entre los productores de alimentos y quienes
los consumen. Con el tiempo se podrá
evaluar el éxito que alcanzan este tipo de proyectos. En cualquier caso,
pienso que se trata de iniciativas muy interesantes con un potencial de
crecimiento y desarrollo bastante grande.
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