Por Miguel Florez Fernández
Al llegar a la cooperativa Besana, nos recibe una cortina con los colores del arco iris en la puerta, lo que extraña a varios clientes, al ser esta bandera la que preside y distingue a los llamados, locales de ambiente. Nada más lejos de la realidad, lo que pasa es que estos colores simplemente les gustan a los promotores de Besana.
Foto tomada para el día europeo de la Red Natura 2000 |
Al arco iris ha tenido diversos significados a través de los tiempos. En la mitología grecolatina, Iris era la mensajera de los dioses, principalmente de Zeus y Hera, de quien era servidora y confidente, y a sus hermanas las Harpías se las consideraba las mensajeras de los infiernos. Iris simboliza la unión entre los cielos y la tierra, entre los dioses y los hombres. Se la representa como una joven con alas de oro y cubierta con un ligero velo que tomaba los tonos del iris gracias al sol, deslizándose a la tierra a través del camino que lleva su nombre: el arco iris. Esta mensajera ha dado su nombre a un grupo de plantas de colores brillantes y variados, semejantes a los del arco celeste, conocidas popularmente como lirios. Los griegos sólo permitían su recolección a personas castas y con ciertas ceremonias mágicas. Las flores del lirio común (Iris Germánica) simbolizaban la paz. Durante la Edad Media se creía que su polen disuelto en agua, si se lo daban a beber a una muchacha que no conservase su virginidad la hacía orinar abundantemente. Tenía la virtud de reconciliar a los amantes que habían roto si estos se ponían una raíz de la planta colgada al cuello. También se fabricaba un perfume mágico, que se quemaba en las habitaciones en las que se realizaban experimentos del más allá, para esperar sus manifestaciones. En el cristianismo simboliza la castidad, motivo por el cual esta flor está dedicada a San José, el casto marido de la Virgen. También el arcángel Gabriel llevaba un lirio en el momento de la anunciación de María.
En la Biblia, después del diluvio Dios mostró el arco iris a Noé diciendo: “Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: mi arco he puesto en las nubes, el cual será la señal del pacto entre mí y la tierra. Y sucederá que cuando haga venir las nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí vosotros y todo ser viviente de toda carne, y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne”. Además de ser la señal de pacto entre Dios y los hombres de que no habrá más diluvios para destruir la humanidad y la vida sobre la tierra, el arco iris también es mencionado por Exequiel y San Juan en su Apocalipsis para mostrar la grandeza y gloria del Señor en sus manifestaciones.
Para algunos rabinos es símbolo de la paz, al estar volteado hacia la tierra, como el arco de un guerrero al dejar de usarlo.
Un uso completamente distinto lo dio el movimiento anabaptista en el siglo XVI: al considerar que el arco iris anunció a Noé el fin del diluvio como una alianza entre Dios y los hombres, y por tanto es la esperanza de un mundo más justo, fue utilizado como estandarte durante las revueltas campesinas alemanas. El predicador Thomas Münzer instigaba a la revolución desde el pulpito adornado con la bandera del arco iris. En una ocasión cuando enervaba a su tropa para la inminente batalla, en el cielo apareció un arco iris, y al ser este su estandarte dijo que Dios estaba de su parte. Los campesinos iban a la batalla con esta bandera, para transformar el mundo e instalar una especie de comunismo libertario primitivo.
Por otro lado, según una leyenda de los indios norteamericanos, llegará un día en que la codicia del hombre blanco hará que los peces mueran en los ríos, que las aves caigan del cielo, que las aguas ennegrezcan y los árboles ya no puedan tenerse en pie y la humanidad como se conoce desaparecerá. Entonces algunas personas despertarán de su letargo para forjar un mundo nuevo de justicia, de paz, de libertad y de respeto por el Gran Espíritu, estos Guerreros del Arco Iris que proporcionarán a la gente los principios y reglas para hacer una vida acorde con la naturaleza, basándose en la sabiduría de los pueblos del pasado, de la unidad, del amor y de la comprensión, tendrán que luchar duramente contra montañas de ignorancia, el prejuicios y odio, convirtiéndose en la clave de la supervivencia de la humanidad. Y sus hijos nuevamente podrán correr libres y disfrutar de los tesoros de la naturaleza y de la Madre Tierra, libre de venenos y de la destrucción generada por las prácticas codiciosas.
Basándose en esta leyenda, Greenpeace puso el nombre de Rainbow Warrior a su barco. El arco iris fue un símbolo muy usado en el incipiente movimiento ecologista junto al sol antinuclear, mostrando un mundo nuevo, en armonía con la naturaleza y los seres vivos que nos traería una utópica revolución ecologista.
Así mismo, durante la transición española solía aparecer en carteles, en portadas de libros y revistas naturalistas y ecologistas. En cambio, el movimiento gay en la España posterior a la dictadura franquista, usaba como símbolo el triángulo rosa invertido, que los nazis obligaban a llevar en su ropa a los homosexuales en los campos de exterminio. En la actualidad se identifica el movimiento gay con el arco iris.
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